DEJAAAAA DE MENTIRME LOCO, NO ENTENDES QUE ME HACES MAAAAAAL? alejateeeeeeeee de miii, solo me lastimas. diosssss, basta.
31.8.11
30.8.11
28.8.11
25.8.11
24.8.11
23.8.11
nunca pense que pudiera doler asi, siento que no puedo ni decir lo que siento, nisiquiera puedo llorar, no me lo permito, NO TENGO QUE. soy tan inmadura, como pude creer? como pude pedir, sufrir por amor, si es lo mas feo que me pudo haber pasado... siento un vacio que no se va? sufrir es saber que nunca voy a poder estar con el...
21.8.11
20.8.11
18.8.11
9.8.11
8.8.11
En cualquier sistema, por definición, siempre se comete un error, pequeño, insignificante, pero siempre hay una falla.
Causa y efecto. Un pequeño error que produce grandes cambios, una mariposa que produce un huracán.
Detalles, pequeñas fallas, descuidos que escapan de nuestro control. Eso nos dice el efecto mariposa, no podemos controlar todo.
Causa y efecto. Un pequeño error que produce grandes cambios, una mariposa que produce un huracán.
Detalles, pequeñas fallas, descuidos que escapan de nuestro control. Eso nos dice el efecto mariposa, no podemos controlar todo.
Hay elecciones. Hay caminos. Hay instintos. Podes seguirlos o podes cambiarlos.
Así es el destino. Nos deja hacer sin preocuparse por lo que hacemos, por lo que sabemos, pero lo sabe, él lo sabe.
Creemos que elegimos todo el tiempo. Nos enojamos con el destino, lo maldecimos, lo culpamos por nuestros errores. Estamos en un camino lleno de piedras y estamos para fallar, para equivocarnos, pero al final tendremos que comprender. A veces huyendo del destino vamos hacia él.
¿Qué es el destino? ¿Hay que aceptarlo? ¿Estamos destinados? ¿O es la consecuencia de nuestras decisiones y errores? Si avanzamos o retrocedemos, si amamos, si odiamos, si nos hundimos en la guerra, o nos salvamos en la Paz.
Creo que así se va haciendo eso que nos gusta llamar destino.
Así es el destino. Nos deja hacer sin preocuparse por lo que hacemos, por lo que sabemos, pero lo sabe, él lo sabe.
Creemos que elegimos todo el tiempo. Nos enojamos con el destino, lo maldecimos, lo culpamos por nuestros errores. Estamos en un camino lleno de piedras y estamos para fallar, para equivocarnos, pero al final tendremos que comprender. A veces huyendo del destino vamos hacia él.
¿Qué es el destino? ¿Hay que aceptarlo? ¿Estamos destinados? ¿O es la consecuencia de nuestras decisiones y errores? Si avanzamos o retrocedemos, si amamos, si odiamos, si nos hundimos en la guerra, o nos salvamos en la Paz.
Creo que así se va haciendo eso que nos gusta llamar destino.
El destino es como un ejército de hormigas laboriosas. Miles de hormiguitas haciendo su parte del trabajo. Uno cree que controla su vida, pero el destino lentamente se va configurando. Una serie de circunstancias, decisiones y casualidades van construyendo el destino. Cabos sueltos, detalles ínfimos, imprevistos.
El destino es una gran chef que mezcla los ingredientes preparando el plato que tiene para nosotros. Es una maquinaria precisa y minuciosa que va reuniendo todas las piezas. Dormimos, amamos, trabajamos o cantamos ajenos a los que el destino escribió para nosotros…
¿Quien escribe el destino? ¿Nosotros? ¿Alguien? ¿Un dios? ¿Varios? ¿Nadie? ¿Todo es azaroso?. Nos sentimos artífices, alquimistas. Nos creemos dioses poderosos e invencibles, y solo somos marionetas del destino…
En el lugar menos pensado, de una manera imposible de imaginar, todo se va armando. Avanzamos inconscientemente mientras la trama se va entrelazando de forma misteriosa, un mecanismo de relojería asido por el destino. Aunque corramos en la dirección contraria no se puede escapar, porque no somos nosotros lo que vamos hacia el destino, sino este el que viene a buscarnos tarde o temprano…
El destino es como un señor muy viejo y sabio, es un profesional de todas las profesiones. El destino a veces es realista, urde y entrelaza la trama con pericia. Como buen guionista pone personajes en el momento y en el lugar indicado que permite que la acción avance hacia donde él quiere que avance. Así escribe el destino, dando giros a la historia permanentemente.
El destino es un gran ingeniero. Hace grandes construcciones, joyas de ingeniería. Con paciencia milenaria construye castillos inmensos. Cuida cada detalle, encaja las piezas con precisión, pero, el destino construye sus castillos con cartas de mesa. Una mala movida, una sola carta que se saque y el castillo colapsa.
El destino es estratega. Mueve las fichas, despliega sus tropas en el campo de batalla y sabe cómo dar su golpe certero…
El destino es como un superhéroe con poderes ilimitados, puede todo. Puede con todo. Pero como todo superhéroe tiene una debilidad, y la debilidad del destino, son las acciones humanas. Eso, es lo único que puede cambiarlo como una simple piedrita verde puede debilitar a Superman, lo único que puede cambiar el destino, son las acciones humanas…
Las acciones y decisiones acertadas podrán cambiar el destino, o ir finalmente a su encuentro, pero en definitiva, lo que deba ser, será.
El destino es una gran chef que mezcla los ingredientes preparando el plato que tiene para nosotros. Es una maquinaria precisa y minuciosa que va reuniendo todas las piezas. Dormimos, amamos, trabajamos o cantamos ajenos a los que el destino escribió para nosotros…
¿Quien escribe el destino? ¿Nosotros? ¿Alguien? ¿Un dios? ¿Varios? ¿Nadie? ¿Todo es azaroso?. Nos sentimos artífices, alquimistas. Nos creemos dioses poderosos e invencibles, y solo somos marionetas del destino…
En el lugar menos pensado, de una manera imposible de imaginar, todo se va armando. Avanzamos inconscientemente mientras la trama se va entrelazando de forma misteriosa, un mecanismo de relojería asido por el destino. Aunque corramos en la dirección contraria no se puede escapar, porque no somos nosotros lo que vamos hacia el destino, sino este el que viene a buscarnos tarde o temprano…
El destino es como un señor muy viejo y sabio, es un profesional de todas las profesiones. El destino a veces es realista, urde y entrelaza la trama con pericia. Como buen guionista pone personajes en el momento y en el lugar indicado que permite que la acción avance hacia donde él quiere que avance. Así escribe el destino, dando giros a la historia permanentemente.
El destino es un gran ingeniero. Hace grandes construcciones, joyas de ingeniería. Con paciencia milenaria construye castillos inmensos. Cuida cada detalle, encaja las piezas con precisión, pero, el destino construye sus castillos con cartas de mesa. Una mala movida, una sola carta que se saque y el castillo colapsa.
El destino es estratega. Mueve las fichas, despliega sus tropas en el campo de batalla y sabe cómo dar su golpe certero…
El destino es como un superhéroe con poderes ilimitados, puede todo. Puede con todo. Pero como todo superhéroe tiene una debilidad, y la debilidad del destino, son las acciones humanas. Eso, es lo único que puede cambiarlo como una simple piedrita verde puede debilitar a Superman, lo único que puede cambiar el destino, son las acciones humanas…
Las acciones y decisiones acertadas podrán cambiar el destino, o ir finalmente a su encuentro, pero en definitiva, lo que deba ser, será.
7.8.11
6.8.11
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